Ocurre poco antes del otoño, a finales de agosto y principios de septiembre. Cuando el aire adquiere esa plenitud desterrada por el calor abrasador del verano, la tierra se calma gracias a las noches más suaves, pero aún impregnada de todo lo que el sol le ha dado.

Por la mañana, se desprenden los aromas, rebosantes de azúcares y sabores, las viñas están llenas y rebosantes de racimos listos para ser recolectados. Ésta es la estación deliciosa. La que sabe a felicidad y a fruta madura. La que nos hace la boca agua.

El Eau de Parfum Caudalie, embriagadora y sensual

Mathilde Thomas imaginó y compuso Ange des Vignes pensando en sus hijas, en sus amigas y en toda su generación. Una sutil mezcla de chipre, a la vez atemporal y moderna, llena de frescura y alegría, pero también de profundidad y romanticismo para un verdadero vuelo poético.

En el corazón de los viñedos, una insólita variedad de uva divierte a los niños y encanta en la cocina: la isabelle. Algunas hierbas huelen a chocolate, otras saben a yodo; la isabelle ofrece un sabor sorprendente y pronunciado a frambuesa y fresa silvestre. De ahí surge la idea de la uva frambuesa. Desconocida, afrutada, alegre y vivaz, arranca espontáneamente una sonrisa a cualquiera que la huela.

Una estela voluptuosa con un toque chispeante.

La historia de una combinación delicada

Tras una primera colaboración exitosa en 2002 para lanzar la primera «Agua» de Caudalie, Fleur de Vigne, Mathilde Thomas recurrió de nuevo a Anne Flipo, una maestra perfumista cuya delicadeza es alabada por todos sus colegas.

¿Su secreto? Haber logrado crear la fragancia de la uva frambuesa, un aroma que suele quedar atrapado en el racimo.









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